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22.4.08

Indagación sobre un pelafustán

En la Asociación Caminos Escabrosos consideraban al escritor Felipe Varela como el epítome del pelafustán. Varela había escrito el libro Pensar no es sexy, que mereció el desprecio de todos los miembros de la organización. Varela, autor de otro opúsculo polémico, Yo sí voté a Menem, declamaba con desparpajo que, para cortejar a una mujer, resultaba más eficaz un piropo que un poema escrito con tinta sangre.
El autor parte de la etimología de la palabra piropo (del griego, pyr-opós, que significa “aspecto de fuego”) para fundamentar que la indagación “qué estará pasando en el Cielo que los ángeles están en la Tierra” es infalible en el arte de la conquista.
Santiago Morante, periodista y miembro de la Asociación Caminos Escabrosos, indignado por la obra de Varela, refutó a éste en una charla organizada por el grupo literario La Vida es una Herida Absurda, cuyos miembros se reunían todos los viernes por la noche en un café de mala fama, Las Puertas del Averno.
El periodista develó allí que él había sido capaz de conquistar a muchas mujeres con textos más elaborados que el piropo. Cada asistente a la charla recibió como muestra un escrito con el que Morante había logrado estremecer el corazón de una dama. Se lo transcribe aquí:
“Según la mitología griega, la mirada de la gorgona Medusa convertía a los hombres en piedra; ver a una diosa desnuda significaba la muerte del observador y Orfeo perdió a su amada Eurídice sólo por mirar hacia atrás. Del mismo modo, según el relato bíblico, la mujer de Lot quedó convertida en una estatua de sal, también por mirar hacia atrás cuando Sodoma y Gomorra eran destruidas. Una mirada puede provocar desgracias, pero también la dicha. El poeta Ovidio dice que ‘la mujer que tú quieras has de buscarla con tus propios ojos’ y que ‘el amor se alimenta de tiernas miradas’. A la búsqueda de una mirada reveladora dedicamos, quizá, gran parte de nuestras vidas. Y cuando uno al fin siente que la ha encontrado, sobreviene la desgracia o la dicha. Tu tierna mirada tiene para mí el poder de los ojos de Medusa, y cuando estoy frente a vos temo mirar hacia atrás y perderte para siempre. Aun así, la dicha es tan grande que si me privas de ella, será para mí una verdadera desgracia”.
Pese a la conmoción que provocó el escrito de Morante, algunos incrédulos dudaron de que una mujer pudiera ser seducida con esas palabras. El escepticismo fue tal que el grupo literario se dedicó por unas semanas a analizar el texto del periodista, a fin de dilucidar su capacidad de persuasión.
El escritor Germán Serantes, autor de Poemas escritos debajo de la cama, opinó que había párrafos que sólo servían para impresionar; es decir, acusaba a Morante de darle más importancia a sus conocimientos sobre mitología y al hecho de haber leído a Ovidio que a explicitar con claridad sus sentimientos hacia la muchacha.
En esa misma línea, Miguel Méndez Mendíaz, el más escéptico de todos los poetas del grupo, objetó que el escrito se presentaba como un abierto desafío intelectual, puesto que, a diferencia del piropo (de compresión universal), el trabajo del periodista exigía que el destinatario poseyera un mínimo de información. En definitiva, Méndez Mendíaz descreía de que una mujer pudiera dejarse seducir por aquello que está fuera de su alcance.
En contraposición, el profesor en Letras José Luis Gómez Sierra, que llevaba 27 años escribiendo una novela (aún inconclusa), consideró que el texto en cuestión, pese a su prosa periodística, era poético, porque ubicaba la mirada de la mujer pretendida por Morante en un plano trágico. Y agregó que, aun en el caso de no haber sido comprendido cabalmente por la chica, el texto cuanto menos pudo haber despertado compasión en ella.


Ilustración: La mujer de Lot, Horacio Maniglia

1 comentario:

Ina Lomazzi dijo...

amo tus textos Fito!!!
Tienen una enorme calida literaria, un ampli vocabulario (cuyo uso hoy escasea) y una ironía finísima.
Disfruto enormemente releyendo el Manual
Seguí publicando :D
Ina