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19.5.08

El pelafustán en el trabajo

Los miembros de la Asociación Caminos Escabrosos consideraban que el pelafustán alcanza su máxima expresión en el trabajo, ámbito en el que, como en el matrimonio o el concubinato, afloran las peores miserias humanas. Lo definen así: “Sin tener autoridad, es un duro crítico de sus pares y se pone a sí mismo como ejemplo; busca todo el tiempo ascender en la escala jerárquica, es adulador de sus jefes y recurre a efectivas triquiñuelas para ocultar su holgazanería. En rigor, el pelafustán es servil, rastrero, obsecuente y alcahuete”.
El periodista Santiago Morante escribió un artículo sobre cómo se desempeña un pelafustán en el trabajo. Titulado con escaso ingenio y exagerado dramatismo Usted puede ser víctima de un pelafustán, el escrito reseña las trampas laborales más frecuentes de este singular personaje. Se rescata aquí una de las frases más significativas: “El pelafustán hará todo lo posible para llegar más tarde e irse más temprano (del trabajo). Y, peor aún, en esas pocas horas de permanencia, hará también todo lo posible para trabajar menos, cuando no, para no hacerlo”.
Pero, sin dudas, el párrafo más revelador es el siguiente: “El pelafustán aparece siempre ocupado. En realidad, no está ocupado; simula estarlo. Si usted en su trabajo ve a alguien que va de un lado a otro sin razón, con el rostro desencajado, como si le hubieran avisado que lo peor está a punto de suceder, si no es el jefe, es un auténtico pelafustán”.
El trabajo de Morante contempla, además, 34 tipos de pelafustán según su desempeño laboral. El número, sin dudas, resulta excesivo, pero Morante prefirió caer en la reiteración y la redundancia con tal de impresionar a través de la cantidad. Con todo, el mérito del periodista radica en que todas las categorías establecidas empiezan con “p”.
Se seleccionaron para este manual sólo tres, ya que las 31 restantes confluyen de algún modo en ellas: el pelafustán “pedante”, que se jacta de sus supuestas competencias, pone siempre la “experiencia” por encima del conocimiento académico y justifica que él está donde está por decisión propia, porque bien pudo haber estado en la NASA. El pelafustán “pérfido”. Su fin es perjudicar a los demás y sus medios son la alcahuetería, el chisme y la adulación. En general, es una persona amable, atenta y cordial, pero oculta tras esas virtudes el puñal con el que asestará todo tipo de traiciones. Y, finalmente, el pelafustán “pilatos”. Su nombre lo dice todo.

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